Desde hace algunas décadas, los museos a nivel mundial, han optado por una estrategia que sustituye actuaciones puntuales para la recuperación del patrimonio (llámese restauración), por una línea de acción prioritaria que es la Conservación Preventiva. Ésta se ocupa de problemas complejos, pero que permiten soluciones y garantizan la integridad de las colecciones – razón de ser de un museo – aplicando los medios posibles para mantener las características físicas y químicas de los objetos a partir del equilibrio ambiental de los espacios y el entorno que los contienen. Son medidas globales pero simples las que, al ser aplicadas correctamente evitan, controlan y reducen el deterioro de los bienes culturales.